Vivir en un pueblo es un estilo de vida, es sinónimo de autenticidad, sobre todo en Mallorca.
Se nos ocurrió escribir este artículo pensando en las preguntas más frecuentes relacionadas con una mudanza a Mallorca.
Por ejemplo, preguntas como: ¿hay buenas escuelas? ¿Cuáles son las mejores zonas para vivir?
Para obtener buenas respuestas, primero hay que empezar por hacer buenas preguntas. Y a menudo las preguntas deben hacerse primero a uno mismo cuando se habla de una mudanza.
“¿Qué considero esencial en la educación de mis hijos?”, por ejemplo, ya es un buen comienzo. O: “¿Cuáles son mis prioridades en la vida diaria? ¿Cuáles son los hábitos a los que nunca renunciaría?”
A menudo, pues, la feliz elección es una combinación de factores: el T de Trabajo, es decir, donde encuentro lo que busco, el P de Presupuesto, es decir, donde encuentro lo que me puedo permitir y, finalmente, el C, ya sabemos lo que estás pensando pero ¡no! El Compromiso, es decir, donde encuentro lo que… encuentro.
Sí, porque en Mallorca se aplica una regla a (casi) todos los que quieren venir a vivir aquí: es bonito soñar con planificar hasta el más mínimo detalle de tu mudanza, pero no, no todo se elige, al menos al principio.
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Vivir en un pueblo de Mallorca
En Mallorca los pueblos no son todos iguales y se pueden distinguir precisamente por su geografía.
Los Pueblos del Oeste son los más ricos, los más cuidados, son los Pueblos de la Sierra, cada uno con su especificidad: está Esporles, cerca de Palma pero un poco apartado, con la oficina de correos, la carnicería, el Centro de Salud, los bares en la calle, no falta nada. Está Valldemossa, turístico, bonito, con menos servicios, pero donde la posibilidad de encontrar trabajo desde el invierno se triplica. Está Sóller, un gran pueblo lleno de vida; está Bunyola, más heterogéneo, popular; están los pueblos de la costa, Banyalbufar y Estellencs, aislados, para los que quieren retirarse en el verdadero sentido de la palabra.
Los pueblos del centro están vivos, con sus servicios pero con menos pretensiones. Hay algunos, desplazados hacia el sur, en los que pasar por ellos es un poco desolador, como Campos, que hasta hace poco se mantenía competitivo en cuanto a costes de alquiler, pero que con la finalización del tramo de autopista que lo conecta más rápidamente con Palma ha perdido su atractivo. Hay otras que han sido objeto, y aún lo son, de interesantes inversiones inmobiliarias, como Santa María, Santa Eugenia, Sencelles, Binissalem, Alaró. Por supuesto, cuanto más se aleja uno de Palma, más se “arriesga” a encontrar la oportunidad. Alaró, por ejemplo, para los que no necesitan moverse a menudo por la ciudad, es sin duda un compromiso interesante.
Luego está Sineu, una de las mejores zonas en cuanto a la posibilidad de un alquiler razonable, conveniente o inconveniente en todo, depende de tu actitud. Una zona, la del Pla mallorquín, también en el centro de un proyecto de revalorización territorial y turística. En perspectiva, un área interesante para explorar.
Los Pueblos del Este son los que hacen que uno se entristezca un poco al pasar por ellos. Cada vez nos preguntamos, a lo largo de las estrechas calles deslumbradas por el amarillo ocre de las casas, ¿quién vive allí? Todo parece abandonado, salvo para sorprenderse durante las fiestas del pueblo, cuando todo cobra vida. Muro, Santa Margalida, Sa Pobla. Aquí también hay excepciones, acercándose al mar y a las zonas más turísticas: Artá por un lado, Pollença por otro, más grande, más interesante, más viva.
Ventajas de vivir en un pueblo
Aquí está una lista de los ventajas de vivir en un pueblo de Mallorca:
- La escuela. En general, hay pocos niños, lo que permite que la institución sea “cercana”. Aunque a veces esto puede ser una desventaja en términos de eficiencia educativa (el número de cosas que quiero que mi hijo aprenda), es una ventaja en términos de apoyo educativo (la ayuda en la gestión de las relaciones sociales que quiero que tenga mi hijo). Además, el número de profesores y personal escolar suele ser desproporcionado con respecto al número de alumnos. Pero lo que más me entusiasma son los proyectos interclases en los que participan niños de diferentes edades, con un gran objetivo, desalentar el acoso escolar. Se acostumbran a estar juntos, con un árbitro necesario y fundamental, el profesor.
- La ausencia de ruido, la tranquilidad, el lento paso del tiempo, la posibilidad de tener la naturaleza a unos cientos de metros.
- Los puntos fijos. Todos los días te encuentras con el mismo panadero, el mismo verdulero, el mismo cartero. Te hace sentir parte del conjunto el mero hecho de que te reconozcan. Es un poco la sensación de vivir en un barrio de Palma, con la diferencia de que mi panadero, mi verdulero, mi cartero, probablemente lo serán siempre.
Desventajas de vivir en un pueblo
- La falta de estímulos: si eres una persona dinámica y activa que necesita ocupar su tiempo, un pueblo no es tu lugar.
- La falta de servicios: es cierto, en algunos pueblos puedes encontrar todo lo que quieras, con todas las comparaciones debidas, pero en otros no es así, y de hecho no puedes, por orden de importancia: ir andando al médico, ir a pagar el impuesto de matriculación del coche, encontrar el provolone ahumado, matricular a tu hijo en un colegio público donde sólo se enseña el castellano, o educarlo en la cantera de un club de fútbol.
- La falta de amigos: aparte de las relaciones con el panadero, el verdulero, el cartero, no creas que es fácil integrarse en un pueblo, sólo porque es más pequeño. Especialmente en Mallorca. Acostúmbrate a que la gente te conteste en mallorquín, a sentirte como un extraño incluso después de mucho tiempo, a esbozar una sonrisa no correspondida. No esperes invitaciones a cenar, ni a desayunar en el bar, en fin.
- La falta de calefacción: la mayoría de los hogares no tienen calefacción de gas… pero quizás tengamos que poner eso entre las ventajas hoy en día.